sábado, 17 de diciembre de 2011

El Rey de los Patones


Patones de Arriba, 10 de Diciembre de 2011



 
Érase una vez un pueblo con Rey. El Rey de los Patones gobernó aquí durante siglos, transmitiendo el cargo a sus hijos y así sucesivamente. Eso por lo menos dicen los escritos y la leyenda.

En realidad, parece que se trataba de una persona al mismo nivel que el resto de su pueblo, que hacía de Juez de Paz y gobernaba de un modo cercano a los vecinos. La prueba de que era una persona sencilla : "El último Rey de Patones solía ir a vender algunas carguillas de leña a Torrelaguna", (Antonio Ponz, Viage de España, 1781)

Dicen que este cargo de "Rey" tuvo que empezar desde que se fundó el pueblo, por pastores huidos de la invasión musulmana en la Edad Media, hasta mediados del siglo XVIII, donde el cargo pasó a denominarse "Alcalde".

Esta forma de gobernar se mantuvo por tradición durante siglos, y ya con la Reconquista terminada continuó.

Hay leyendas que dicen que las tropas de Napoleón no entraron en el pueblo durante la Guerra de la Independencia ya  que éste pasó desapercibido. Aunque otros documentos hablan de entrega de víveres a los franceses.

Patones de Arriba es un pueblo pintoresco, enclavado en un entorno privilegiado, entre calizas y pizarras. Sus pobladores se dedicaban al pastoreo, al cultivo de secano, algún regadío y a la miel. La miel de Patones es una de las mejores de Madrid, producida en sus extensos tomillares de alrededor. Y lo puedo decir porque tengo en mi casa un buen tarro de ella.

Ejemplo de arquitectura local, sus casas están construidas con pizarra, como la de los pueblos negros de la vecina Guadalajara y límite de ésta con Madrid (Majaelrayo, La Hiruela....)



La mayoría de estas casas fueron construidas durante los siglos XVII y XVIII, en una época en la que se producía localmente y se utilizaba la piedra del entorno. Una cultura sostenible.

Hoy día el pueblo vive del turismo, fundamentalmente a través de la hosterlería y el comercio de artesanía y productos locales.

El paseo por Patones es acogedor, y en un día de niebla como el de hoy, las calles y el entorno se tiñen de un halo misterioso que nos hace olvidar por un momento encontrarnos a tres cuartos de hora de la metrópoli madrileña. Las calles y sus rincones se saborean despidiendo nostalgia y tradición. El sentido del olfato también queda satisfecho al aspirar el aroma de sabrosos asados cocinados en leña.



Al salir del pueblo, aparecen vestigios de cochiqueras (lugares para resguardar los cerdos), Arrenes (¿?) y Bodegas.


Bodegas hechas con pizarra pero horadadas en la caliza.



Cochiquera
 

Es muy interesante observar la confluencia de dos tipos de roca en el entorno y los diferentes usos que se le da. Mientras que las casas se construyen con pizarra, en la caliza se excavan bodegas. 



Paisaje pizarroso


Al dar un paseo por el entorno, descubro buenos salviares-aulagares-tomillares, idóneos para la producción de miel multifloral.


Aulagar, con Salvia y diferentes tomillos. Ideales para la miel. A la izquierda un Enebro de la Miera. 

Regreso al pueblo y disfrutamos de una estupenda comida en el acogedor Restaurante "El bodegón".

Una cosa me ha quedado clara de este lugar, y es que voy a volver.

(Fuentes : Oficina de Información Turística de Patones de Arriba ; Misterios, anécdotas y leyendas de la Comunidad de Madrid, de José Felipe Alonso Fernández-Checa) 

miércoles, 31 de agosto de 2011

Eguzki lore, la Flor del Sol

Valle de Irati, Navarra (18 de Octubre de 2010)



Hace casi un año estuve visitando la Selva de Irati, en el prepirineo Navarro.


Caminando por los claros del hayedo me fijé en una planta bastante llamativa. Es la Flor del Sol, o en el idioma local : Eguzki lore.






Reparé que en el albergue donde nos alojábamos, en Oronz, tenían una planta seca colgada en la pared. No le dí mayor importancia que la ornamental, como mucha gente que cuando llega el final del verano recoge restos secos de plantas de praderas y pastos como viboreras, milenrramas, farolillos, cardos de varios tipos, etc, para decorar un jarrón ornamental con flor seca.


Sin embargo, tras visitar otra casa por la zona me dí cuenta que tenían colgada en la pared la misma planta : Eguzki lore. Y sin embargo no había otros restos de plantas de flor seca. Esto sí me llamó la atención.


Investigando un poco, la cosa tiene un interés notable. Se trata de una tradición celta milenaria dado que la flor de la Carlina acanthifolia simboliza el sol. El motivo de colocar la Flor del Sol significa protección para las personas que allí viven. El sol es uno de los elementos más venerados de la cultura celta. Y una de sus cualidades es la protección. El legado celta llena de simbología y tradiciones estas tierras. Es muy probable que en muchos pueblos navarros y vascos tengan a las Flores del Sol protegiendo sus casas contra malos espíritus.


Es curioso que la distribución de esta especie se da en los Pirineos, Pais Vasco, algunos puntos del Sistema Ibérico en La Rioja, y en las sierras jienenses del Segura y la Sagra (Fuente : Anthos) 


Para la conservación de la planta y poderla usar durante muchos años más como escudo protector: nunca arrancarla de raiz. Se coge la parte aérea cuando esté seca y que se desprenderá sola, después de que la planta haya formado frutos y se hayan dispersado con el viento. Si la planta aun conserva los frutos maduros listos para dispersar, haremos nosotros esta labor al cogerla.


Gora Eguzki lore pues.

lunes, 29 de agosto de 2011

Tras la huella del lobo

Agosto de 2011


Rocío en la planta agostada y una bruma matinal. El amanecer en un lugar entre España y Portugal nos llena de ganas de buscar a un viejo y esquivo amigo.




El cánido emblemático de nuestros montes, el que aúlla, el protagonista de tantos cuentos, fábulas y leyendas (muchos de ellos, desgraciadamente, basados en absurdas supersticiones que adolecen una total falta de conocimiento de la verdadera esencia de este noble y necesario animal), el lobo ibérico. En este lugar se congrega una de las mejores poblaciones ibéricas de lobo (Canis lupus signatus).


La búsqueda del lobo y sus rastros comienza cada mañana por estos páramos, desde un lugar alto, donde se pueda divisar un paso fugaz, un ligero y rápido movimiento en la espesura del brezal :




El hecho de estar en el territorio donde campea un animal como el lobo, llena al naturalista de emoción, ya que la cadena trófica funciona desde el superpredador hasta al productor. En la mayoría de los ecosistemas españoles los superpredadores han desaparecido. Afortunadamente aun quedan enclaves donde ellos están, lo que se traduce sin duda en un ecosistema más sano. Por ejemplo, un lobo controla a animales generalistas y de gran potencial biótico como el zorro o el jábali, especialmente el segundo. Los mantiene a raya. Además, controla de forma natural a otros ungulados cuya superpoblación puede perjudica a la flora del entorno. Es más, el lobo mantiene más en tensión a los ciervos y corzos, lo que se traduce en un ramoneo y en una forma de pastar diferente : más intermitente e itinerante. La presencia del lobo selecciona positivamente a los herbívoros, fomentando la abundancia de ejemplares de buenas cornamentas y de gran porte y musculatura. 


Los telescopios apuntan y nos entretenemos con algunos corzos, ciervos, jabalíes y zorros. A veces, uno se alegra la mañana con lo que no va buscando : una hermosa escena de una corza amamantando a sus dos hijos.


Desde el aire, un águila culebrera nos hace un guiño recordándonos que ella no necesita esos catalejos para poder ver bien la llanura. Sus grandes ojos actúan como potentes prismáticos :



En estas tierras se percibe la libertad, la inmensidad del espacio abierto, sin vallas, sin carreteras, sin obstáculos : aire, espacio y naturaleza allá donde se pierde la vista :  la grandeza y humildad del territorio del lobo.




Y es que el lobo no necesita ser siniestro para despertar fascinación. Es tremendamente inteligente, con comportamientos que no dejan de sorprender a aquellos que lo observan desde hace ya años por estas tierras. Nunca se deja de aprender de un animal tan esquivo y tan complejo.


La noche cae y como si de un cuento  se tratase, la luna emerge tras la gran loma de brezos y pinos, dibujando la silueta oscura del relieve que pisa el cánido :



Recogemos los telescopios e imaginamos lo que debe ser escuchar un aullido...nos vamos con la extraña y agradable sensación de que no lejos de aquí algún lobo nos ha estado observando.

martes, 16 de agosto de 2011

Xàbia, de la playa al Montgó II

Parque Natural del Montgó (Denia, Alicante) , 14/07/2011


El Montgó es todo un emblema del paisaje de Denia y Jávea. Con sus 753 metros de altura se alza como una mole majestuosa dominando toda la línea de costa de la Marina Alta.


Completamos en esta entrada el resumen naturalista de mi pequeño periplo por Jávea con el relato de una ruta muy recomendable, la de la Cova Tallada, en la Sierra del Montgó.


Declarado Parque Natural en 1987, estos parajes separan Jávea de Denia. El Parque Natural se prolonga hacia la costa culminando en el Cap de Sant Antoni. 


Comenzamos la ruta andando por un bosque mediterráneo dominado por el Pino carrasco, la mayoría de los ejemplares de repoblación pero otros bien naturales a mi parecer y surgidos seguramente después de algún fuego en la zona. Este es el pino mejor adaptado a la aridez y a la cal. El pinar se enriquece de un variado elenco de arbustos y matas acompañantes, favorecidas por la suavidad de la proximidad del mar : Coscoja, Lentisco, Palmito, Aladierno, Acebuche, Madreselva (Lonicera.implexa), Espino negro,  Algarrobo, Chumbera (asilvestrada), Brezo (Erica multiflora), Espliego rizado (Lavandula dentata), Romero, Enebro de la Miera (Juniperus oxycedrus), Argelaga (Calicotome spinosa),  Jara blanca (Cistus albidus), Coronilla de Fraile (Globularia alypum) y Estepa negra (Cistus monspeliensis). Una gran cantidad de especies por mencionar algunas, que delatan la enorme riqueza natural de estas sierras.


La presencia del Palmito, la única palmera autóctona de la Península Ibérica,  ha sido muy beneficiosa para el ser humano en la zona, gracias a él las gentes han fabricado alfombras, cestas, capazos y otros utensilios.




Matorral mediterráneo en el que se aprecian los pinos carrascos. entre ellos aparecen Lentiscos y Palmitos (a la izquierda en primer plano)




Un nutrido grupo de especies cubren el terreno favoreciendo el desarrollo del suelo. Es muy posible que este lugar haya sufrido un incendio hace pocos años. Al horizonte se ven pinos carrascos creciendo y la cima del Montgó asomando. En estas circunstancias el matorral evoluciona lentamente hacia un bosque salvo que los incendios sean muy reiterados. Caso en el que el paisaje evoluciona hacia una Garriga, un matorral alto sobre suelos básicos que no llega a ser bosque.




Brezo (Erica multiflora)



Mientras que en el Centro peninsular (un buen ejemplo comparativo es la Dehesa del Carrascal de Arganda del Rey) es la Lavandula latifolia (Espliego) la que ocupa este nicho, en el Este es Lavandula dentata (Espliego rizado)  la protagonista del matorral bajo. La que se ve en la foto.



Argelaga (Calicotome spinosa). Este tipo de arbustos pertenecen a la familia de las leguminosas. Podemos ver la judía negra (ya madura). A parte de abrir el suelo y desmenuzarlo con sus raíces, estas mismas se asocian con bacterias que son capaces de fijar el Nitrógeno del aire al suelo, el maná de las plantas.
La Argelaga es un arbusto típico del litoral, que se cría en zonas junto al mar en monte mediterráneo. 



Coronilla de Fraile (Globularia alypum)


La ruta de la Cova Tallada comienza  a descender hacia el mar. El bosque desaparece y el paisaje se vuelve más rocoso :


Un descenso pronunciado, en el que hay que ir agarrándose a veces para no perder el equilibrio. En el descenso, en los roquedos mirando hacia el mar,  nos encontramos con una de las plantas más esperadas de la visita, una de las razones principales por las que un botánico vendría a esta Sierra. El Card Sant (Carduncellus dianius) es una de las joyas botánicas de este lugar. Es un endemismo que en todo el mundo sólo vive aquí y en puntos muy aislados de Ibiza. Si hubiéramos venido un mes y medio antes la hubiéramos visto verde y con unas preciosas flores blancas. Ahora nos quedan sus restos aéreos ya secos que aun albergan algunos frutos a punto de dispersarse :


Cardo Santo (Carduncellus dianius), una de las especies botánicas más notables de la comarca. Se encuentra catalogada como Vulnerable en la Lista Roja de Flora Amenazada. 

Las paredes calizas orientadas al mar albergan las especies herbáceas más interesantes. En las fisuras rocosas encontramos a la Sanguisorba ancistroides y a la  Chaenorrinhum crassifolium :





La abrupta bajada hacia la Cova Tallada se prolonga hasta el contacto con el mar. Momento ideal para tomar un descanso y contemplar la belleza y fuerza de la naturaleza :








El mar bate sin cesar los muros rocosos, moldeando fisuras y siluetas. Como si hubiera perdido el reloj, o no le importara el tiempo, una y otra vez. El lento proceso de los agentes erosivos que al cabo de muchos años van cambiando el paisaje sin que lo percibamos.

Si uno no conoce cómo entrar a la cueva, volverá hacia arriba remontando el desnivel bajado. Sin embargo, decidimos pasar entre el oleaje, aprovechando los momentos en los que el agua se retrae. Agarrándonos en la roca y con la mochila bien tapada para que la cámara no se moje.  El momento de pequeño riesgo tiene al final su recompensa : un rincón de auténtico ensueño :



El interior de la Cova Tallada alberga un remanso de agua del mar que penetra en ella desde fuera. Tomamos un baño muy agradable, acompañados de un medusa Aurelia de la que no he podido mostraros fotos. Nos entretenemos acariciando la gran umbela blanca de la medusa (la única parte no urticante) mientras disfrutamos del momento y del lugar.

Como bajo el embrujo de un encantamiento, nos resistimos a abandonar aquel sitio. En esos momentos vienen a mi cabeza todas esas historias de sirenas y hechiceras de arpa que cautivan a los aventureros. Cuando uno se encuentra en la Cova Tallada, en compañía del mar y su música, la imaginación trabaja sin cesar. Las cavernas se adentran aun más hasta saber dónde. Ya que nuestras linternas son bastante malas, decidimos no arriegarnos y salir de la cueva.

Todo lo que sube baja. En este caso, todo lo que baja sube. Emprendemos la parte más dura de la ruta (físicamente hablando). Comenzamos a subir por un camino diferente al que habíamos hecho bajando. La subida es pronunciada y poco a poco podemos ir viendo la costa de Denia. En la zona baja junto al mar crece con profusión la Pastanaga marina (Daucus gingidium = Daucus carota subsp. hispanicus) :










Tres imágenes anteriores : Pastanaga marina (Daucus gingidium)
(Porte, brácteas florales y hojas respectivamente)


Bella imagen de la línea de costa según vamos ascendiendo

Pequeñas vaguadas que en época de lluvias fuertes canalizan las escorrentías hacia el mar se cubren de un matorral formado por Palmitos, Lentiscos, Brezos y otros cuantos de los mencionados antes :


A pesar de haber tenido suerte con el día, a estas alturas ya el calor comienza a molestar un poco sobre todo en el último tramo de la subida. Por fin coronamos Les Planes, una zona llana a 200 metros de altitud que une las laderas del Montgó con la línea de costa. La Torre de Gerro, una edificación medieval que servía como puesto de vigilancia, nos marca el final de la ascensión :


Con el propósito de cerrar la caminata circular andamos un buen rato sobre Les Planes. El matorral es espeso y la ausencia de arbolado nos hace desear una cerveza bien fresca. Pero la flora valenciana nos sigue deleitando con su riqueza y con plantas que aun embellecen los campos con sus flores, como la Clavellinera de pastor (Dianthus broteri) , un clavel silvestre con una flor relativamente grande :


El regreso al punto de inicio y el fin de la ruta nos depara antes una visión un tanto inquietante, la de una urbanización fantasma :


No he tenido tiempo para investigar sobre el tema, pero todo parece indicar que se trata de una urbanización que se construyó y por algún motivo no se llegó a finalizar. Si pensamos mal seguramente se hiciera de manera ilegal o que el proyecto fue echado abajo. En cualquier caso construir una urbanización de este tipo en un espacio como éste:  protegido y con unos valores ecológicos sobresalientes, debería avergonzarnos a todos. Aunque siempre habrá sinvergüenzas por ahí.




martes, 9 de agosto de 2011

El Té de Roca

Patones de Abajo (C. de Madrid, Agosto de 2011)


Cuando los campos se agostan, en Agosto. Cuando el esplendor primaveral queda atrás y  parece que ya todo ha terminado, estamos equivocados. Los aviones roqueros y los abejarucos se ponen tibios a insectos en el aire. Estos animales abundan por todas partes hasta el punto que pretender dar un paseo en Agosto se convierte al final en una caminata de "sol y moscas".


Muchos animales buscan las riberas frescas donde crece la hierba aun verde, como los corzos.


Sin embargo, en los paredones rocosos calizos, donde el sol azota sin clemencia, la mayoría de las plantas ya están secas o han desaparecido. Pero he dicho la mayoría. Existen algunas que comienzan su ciclo ahora, a despertar sus flores. Estas pocas plantas de floración tardía suponen el único medio en esta época de obtener un trago de néctar para los insectos, los cuales son importantísimos en la cadena trófica del ecosistema :  recordemos a los aviones roqueros y abejarucos, que tan bien nos caen a todos.


Entre ellas, una que no debe pasar desapercibida : el Té de Roca (Jasonia glutinosa).









No debemos dejarnos engañar por su nombre de infusión. En realidad no tiene nada que ver con el Té, pero sí es pariente de la manzanilla. Además, sus propiedades digestivas y la falta de teína la acercan bastante más a la margarita de la manzanilla. Manzanilla de Roca sería más correcto llamarla. 


Sus virtudes (aromáticas, digestivas, etc) han hecho que sea una planta muy popular y de mucho uso por las gentes de los pueblos. Es muy utilizada en Castilla y León. En Madrid es más escasa ya que los afloramientos calizos donde se da no son muy extensos.


Dada esta escasez  recomiendo no recolectarla ya que existen en los herbolarios preparados de hierbas digestivas muy efectivas y sanas (por ejemplo, preparados a base de semillas de Hinojo, Melissa, Romero, Sideritis sp.), etc. Si por lo que sea se realiza una recolección, nunca arrancar la planta de cuajo y siempre dejar alguna porción del tallo con hojas. Además, si una planta tiene 10 tallos, no cogerlos todos. Dejar sin tocar al menos la mitad. En mi opinión es mejor coger poco de varias que matar un ejemplar. 


Esto se hace por un motivo : estas plantas son perennes y todos los años renuevan su parte aérea gracias a yemas subterráneas o en la superficie del suelo. Si arrancamos esas yemas la planta ya no vuelve a crecer, pero si recolectamos solo una porción del tallo verde aéreo estamos dejando yemas vivas para que al año siguiente la planta vuelva a darnos "té"  y a los insectos su apreciado néctar. 

sábado, 6 de agosto de 2011

Romance entre ortópteros

En algún lugar cerca de Patones (Madrid), 4 de Agosto de 2011...


Los saltamontes se buscaban...




, y se encontraron :




Se persiguieron...







, y cuando escalaron la piedra y la rama se arrimaron y fueron felices :







FIN

martes, 19 de julio de 2011

Xàbia, de la playa al Montgó.



Primera parte : la playa (13/07/2011)







Escultor incesante de las costas, el Mar golpea sin parar la línea litoral levantina. En cada sacudida, miles de gotas de diferentes tamaños bañan los primeros metros de la costa, a la vez que otros muchos miles de gotas invisibles se trasladan por la brisa hacia el interior impregnando el ambiente de un vapor salino característico. Ese olor a mar no solo influye en nosotros sino que de forma más acusada selecciona las especies vegetales que encontramos en primera línea de playa.


Empezamos la andadura a 0 metros sobre el nivel del mar, a pocos metros del agua.


En esta entrada y en la siguiente viajamos desde la playa hasta la Sierra del Montgó, en Jávea y Denia.


Si no fuera por el fuerte impacto del urbanismo, la costa levantina sería un lugar repleto de riquezas naturales y culturales. Pocos son los lugares que han quedado a salvo del ladrillo. El entorno de Jávea es uno de esos pocos enclaves que aun conserva cierto sabor de autenticidad.


Comenzamos dando un paseo por la playa, buscando vestigios vegetales de la zona. Nos topamos con algunas plantas interesantes, que asoman en los resquicios rocosos. Una comunidad formada por Hinojo marino (Crithmum maritimum), Alacranera (Salicornia ramosissima) y algunas Siemprevivas (Limonium sp.) salpican allá donde las dejan los primeros metros de costa. A ellas se le unen otras especies que conservan los mismos patrones adaptativos : el Junco Marítimo (Juncus maritimus) y la Estrella de Mar (Asteriscus maritimus).


Es interesante y se aprende mucho al ver especies conocidas en otros entornos. La presencia de Salicornia y otras plantas crasas y halófilas nos ofrece un paralelismo entre los saladares del Centro Peninsular y la primera línea de costa. Sin embargo son entornos aparentemente muy distintos : el litoral y las vaguadas entre cerros de yeso con el mar a más de 300 km de distancia. En estos últimos la sal aparece en el suelo y las plantas crecen entre una buena capa de sal depositada allí abajo (costra salina) por las escorrentías que descienden por los cerros de yeso y que van disolviendo los mismos lentamente.


En el litoral la sal aparece fundamentalmente en el aire, en el vapor salino, el cual se infiltra en las plantas a través de pequeños poros en sus hojas. Aunque también el mar penetra un poco e inunda someramente los primeros metros dejando sal en el suelo sin dejar costra.


Así que por esta razón, las plantas que viven en estos entornos presentan las mismas adaptaciones y coinciden en algunas especies. Aunque en otros aspectos los enclaves sean tan diferentes, las plantas perciben condiciones ambientales parecidas.




Hinojo marino, a punto de florecer : planta habitual en las costas del Levante. Es muy usado en la gastronomía de la zona .




Hinojo marino en primer plano. Siemprevivas (Limonium) en segundo. Obsérvese como crecen en los recovecos rocosos.




A pesar de las duras condiciones estivales del clima mediterráneo, algunas especies como las Siemprevivas (o Cocas marinas)aprovechan esta época para mostrar sus vistosas florecillas.




Salicornia ramosissima. Sus tallos suculentos y sus hojas casi inexistentes indican adaptaciones a la salinidad.




Junco marítimo, con restos de Salicornia secos alrededor. Al fondo a la izquierda se ve el Cap de Sant Antoni, cuyos fondos albergan una Reserva Marina.



Junco marítimo : flores


Estrella de mar (Asteriscus maritimus), crece también entre las fisuras rocosas. Planta con cepa leñosa y almohadillada. Este porte reduce la pérdida de agua por el viento.


En terrenos más removidos y más cerca del paseo, aparecen plantas de carácter halonitrófilo. Estas especies siguen conservando las adaptaciones a la salinidad a la vez que sienten apetencias por suelos con mayor cantidad de nitratos. Nos topamos con un grupo de Amapolas marinas (Glaucium flavum), acompañadas de alguna Rave de Mar (Cakile maritima), y un Orzagal (Atriplex halimus) en segunda línea de playa. Esta última especie, se le denomina Orzaga o Sagra en el Centro de la Península. Por esta zona se le llama Salat blanc (Fuente : herbari virtual del Mediterráneo occidental), aludiendo al carácter halófilo y al tono glauco de sus hojas, que reflejan más la luz del sol y así evitan una pérdida de agua mayor por sobrecalentamiento.



Amapola marina (Glaucium flavum), de presencia muy escasa en el Centro, sí es habitual en las costas.




Amapola marina : flores y frutos finos y largos.


Orzagal (ya pegado a la carretera).











Cuatro últimas imágenes : Rave de Mar (Cakile maritima). Porte, flor, hojas y fruto respectivamente. Podemos observar sus tejidos suculentos, rellenos de agua, típico de plantas halófilas.

Al igual que las Siemprevivas, otras plantas comienzan a florecer ahora o bien tienen una nueva floración, como la Amapola marina o la Rave de Mar, en las que vemos frutos maduros y flores nuevas en la misma planta.

El paseo botánico por la playa se completa con un grupo de gaviotas que descansan posadas en las rocas y con una libélula que no he podido identificar :


Dentro de la marisma se ve un grupo de Gaviotas reidoras (Larus ridibundus) que se las reconoce por la cabeza marrón oscura. En las rocas un grupo de Gaviotas argenteas (Larus argentatus)de diferentes edades reposa y alguna trata de alzar el vuelo.



Libélula