martes, 19 de julio de 2011

Xàbia, de la playa al Montgó.



Primera parte : la playa (13/07/2011)







Escultor incesante de las costas, el Mar golpea sin parar la línea litoral levantina. En cada sacudida, miles de gotas de diferentes tamaños bañan los primeros metros de la costa, a la vez que otros muchos miles de gotas invisibles se trasladan por la brisa hacia el interior impregnando el ambiente de un vapor salino característico. Ese olor a mar no solo influye en nosotros sino que de forma más acusada selecciona las especies vegetales que encontramos en primera línea de playa.


Empezamos la andadura a 0 metros sobre el nivel del mar, a pocos metros del agua.


En esta entrada y en la siguiente viajamos desde la playa hasta la Sierra del Montgó, en Jávea y Denia.


Si no fuera por el fuerte impacto del urbanismo, la costa levantina sería un lugar repleto de riquezas naturales y culturales. Pocos son los lugares que han quedado a salvo del ladrillo. El entorno de Jávea es uno de esos pocos enclaves que aun conserva cierto sabor de autenticidad.


Comenzamos dando un paseo por la playa, buscando vestigios vegetales de la zona. Nos topamos con algunas plantas interesantes, que asoman en los resquicios rocosos. Una comunidad formada por Hinojo marino (Crithmum maritimum), Alacranera (Salicornia ramosissima) y algunas Siemprevivas (Limonium sp.) salpican allá donde las dejan los primeros metros de costa. A ellas se le unen otras especies que conservan los mismos patrones adaptativos : el Junco Marítimo (Juncus maritimus) y la Estrella de Mar (Asteriscus maritimus).


Es interesante y se aprende mucho al ver especies conocidas en otros entornos. La presencia de Salicornia y otras plantas crasas y halófilas nos ofrece un paralelismo entre los saladares del Centro Peninsular y la primera línea de costa. Sin embargo son entornos aparentemente muy distintos : el litoral y las vaguadas entre cerros de yeso con el mar a más de 300 km de distancia. En estos últimos la sal aparece en el suelo y las plantas crecen entre una buena capa de sal depositada allí abajo (costra salina) por las escorrentías que descienden por los cerros de yeso y que van disolviendo los mismos lentamente.


En el litoral la sal aparece fundamentalmente en el aire, en el vapor salino, el cual se infiltra en las plantas a través de pequeños poros en sus hojas. Aunque también el mar penetra un poco e inunda someramente los primeros metros dejando sal en el suelo sin dejar costra.


Así que por esta razón, las plantas que viven en estos entornos presentan las mismas adaptaciones y coinciden en algunas especies. Aunque en otros aspectos los enclaves sean tan diferentes, las plantas perciben condiciones ambientales parecidas.




Hinojo marino, a punto de florecer : planta habitual en las costas del Levante. Es muy usado en la gastronomía de la zona .




Hinojo marino en primer plano. Siemprevivas (Limonium) en segundo. Obsérvese como crecen en los recovecos rocosos.




A pesar de las duras condiciones estivales del clima mediterráneo, algunas especies como las Siemprevivas (o Cocas marinas)aprovechan esta época para mostrar sus vistosas florecillas.




Salicornia ramosissima. Sus tallos suculentos y sus hojas casi inexistentes indican adaptaciones a la salinidad.




Junco marítimo, con restos de Salicornia secos alrededor. Al fondo a la izquierda se ve el Cap de Sant Antoni, cuyos fondos albergan una Reserva Marina.



Junco marítimo : flores


Estrella de mar (Asteriscus maritimus), crece también entre las fisuras rocosas. Planta con cepa leñosa y almohadillada. Este porte reduce la pérdida de agua por el viento.


En terrenos más removidos y más cerca del paseo, aparecen plantas de carácter halonitrófilo. Estas especies siguen conservando las adaptaciones a la salinidad a la vez que sienten apetencias por suelos con mayor cantidad de nitratos. Nos topamos con un grupo de Amapolas marinas (Glaucium flavum), acompañadas de alguna Rave de Mar (Cakile maritima), y un Orzagal (Atriplex halimus) en segunda línea de playa. Esta última especie, se le denomina Orzaga o Sagra en el Centro de la Península. Por esta zona se le llama Salat blanc (Fuente : herbari virtual del Mediterráneo occidental), aludiendo al carácter halófilo y al tono glauco de sus hojas, que reflejan más la luz del sol y así evitan una pérdida de agua mayor por sobrecalentamiento.



Amapola marina (Glaucium flavum), de presencia muy escasa en el Centro, sí es habitual en las costas.




Amapola marina : flores y frutos finos y largos.


Orzagal (ya pegado a la carretera).











Cuatro últimas imágenes : Rave de Mar (Cakile maritima). Porte, flor, hojas y fruto respectivamente. Podemos observar sus tejidos suculentos, rellenos de agua, típico de plantas halófilas.

Al igual que las Siemprevivas, otras plantas comienzan a florecer ahora o bien tienen una nueva floración, como la Amapola marina o la Rave de Mar, en las que vemos frutos maduros y flores nuevas en la misma planta.

El paseo botánico por la playa se completa con un grupo de gaviotas que descansan posadas en las rocas y con una libélula que no he podido identificar :


Dentro de la marisma se ve un grupo de Gaviotas reidoras (Larus ridibundus) que se las reconoce por la cabeza marrón oscura. En las rocas un grupo de Gaviotas argenteas (Larus argentatus)de diferentes edades reposa y alguna trata de alzar el vuelo.



Libélula



miércoles, 6 de julio de 2011

El muro

 Los muros rocosos húmedos llenos de fisuras y recovecos se convierten en lugares donde uno perfectamente puede echar la tarde.


La vida, que no deja ningún medio sin colonizar, convierte un espacio aparentemente tranquilo y sin interés en un  enclave lleno de algarabía. Los vegetales lo colonizan creando un mosaico artístico como si alguien a posta hubiera querido crear tal composición de tonos y formas :




Pero más interesante aun es la diversidad de seres del reino vegetal que se congregan aquí. Sirva esta entrada  del blog para ir introduciéndonos a modo de aperitivo en una flora que últimamente me está despertando gran fascinación : las criptógamas (entre las que se encuentran  musgos y helechos). Este tipo de plantas no se reproducen por semillas sino por esporas.


Un muro rocoso como el que tratamos aquí, junto al Convento del Carmen, en Pastrana (Guadalajara), el día 2 de Mayo de 2011,  es una puerta al tiempo, a la historia del Reino Vegetal.


Muchísimo antes de que aparecieran las plantas con flores, y digo muchísimo muchísimo (cientos de millones de años), el planeta estaba poblado únicamente por criptógamas. Los musgos ya llevan aquí desde hace bastante más de 400 millones de años. A principios del Carbonífero, uno de los periodos más exuberantes de la vida vegetal en el planeta (360-290 millones de años), los helechos y otras criptógamas eran los verdaderos amos del escenario, con una biodiversidad que no podemos imaginar, muchísimo más amplia que la que hay actualmente de estas plantas. De esa época esplendorosa nos ha quedado un escueto legado de especies. Pero vayamos por orden de lo más antiguo a lo más reciente. Subámonos al muro del tiempo y démosle al botón de "viaje al pasado" :


Comencemos por los musgos. Estos seres realizan fotosíntesis como una planta normal pero necesitan el agua. No tienen raíces ni sistema conductor de savia. El agua lo absorben a través de toda su superficie. Sus "hojillas" no tienen epidermis, es decir, están menos protegidas que las de una planta normal :




Vista ampliada de un musgo (Bryum cf. capillare)


Los musgos se agarran a la roca mediante unas estructuras llamadas rizoides, que asemejan a una raíz muy rudimentaria. Los cuerpos fructíferos del musgo repletos de esporas se levantan sobre el césped muscinal :




En el centro de la imagen anterior se ven multitud de "fructificaciones" péndulas del musgo. Estas cápsulas al abrirse esparcen las esporas microscópicas que al germinar darán lugar a más musgo.


(En entradas posteriores trataremos el tema de la alternancia de generaciones y los distintos tipos de esporas, vamos poquito a poco)


Una de las características de las criptógamas es su dependencia del agua para completar los ciclos vitales. Las células sexuales masculinas de los musgos necesitan el medio acuoso para nadar en él y llegar a las femeninas (como los espermatozoides humanos, están provistas de flagelos y son capaces de nadar).


Damos un salto más en el tiempo y llegamos a los helechos. A diferencia de los musgos, los helechos ya sí son plantas con raíces y epidermis. Podemos confundir helechos con plantas normales pero nos daremos cuenta de que no florecen nunca. Podemos sentarnos junto a un helecho a esperar a que eche flores y nos acabaremos pisando la barba sin haber visto ni una. Debajo de sus hojas (llamadas frondes) albergan las esporas que dejan caer al suelo y que darán lugar a nuevos helechos. Sabiendo esto nos ahorraremos una infructuosa espera. Os presentamos al primer helecho del blog, uno de los más comunes en muros y rocas :




Se llama Ceterach officinarum, Doradilla para los amigos. Pertenece a la familia de las Aspleniáceas, que suelen ser helechos de rocas y muros.


Los helechos representan digamos el puente entre los musgos y las fanerógamas (plantas con semillas). Siguen teniendo en común con los musgos la dependencia del agua para completar su ciclo vital pero ya han desarrollado raíces y un sistema vascular de savia, propio de las plantas que todos conocemos hoy día.


Dando un salto mayor en el tiempo nos encontramos ya con las fanerógamas angiospermas, plantas con flores y semillas. Entre ellas existen especies con afinidad por los muros, roquedos, piedras,  las cuales desarrollan sus raíces en las fisuras de éstas. Se denominan en el ámbito botánico plantas rupículas o saxícolas. Las crasuláceas son representativas en estos ambientes, como las Uñas de Gato (Sedum sp.) o el Ombligo de Venus (Umbilicus rupestris). El nombre rupestris proviene de rupes, que en latín significa roca :







Otras especies no específicamente rupestres aprovechan los resquicios y hendiduras rocosas para desarrollarse. Encontramos en este muro al Milamores (Centranthus calcitrapa) y el Geranio de olor a ruda (Geranium purpureum) :



Centranthus calcitrapa


Geranium purpureum

Podemos comprobar la biodiversidad que atesora un muro con cierta humedad. Si bien nos hemos dejado bastantes  seres vivos que poblaban este conglomerado de piedras : líquenes, hongos, insectos, hepáticas, etc. Seguiremos profundizando en sucesivas entradas en la flora criptógama.