Entre ellas, uno de los géneros más llamativos e inconfundibles es Iberis . En Madrid, es llamado comúnmente Carraspique. El nombre de Iberis proviene supuestamente de que un médico ateniense llamado Damócrates atribuyó el uso de esta planta por primera vez en Iberia. Este género está representado en España por 15 especies diferentes.
Dehesa de El Carrascal (Arganda del Rey, C. de Madrid), 25/05/2009
Presentamos en esta foto a la especie Iberis ciliata subsp. contracta, uno de los carraspiques que aparecen en el Sureste de Madrid.
La curiosidad de esta planta, a parte de su llamativa belleza, es su aparición en lugares normalmente arenosos y silíceos. Un suelo muy raro en el Sureste madrileño. Las arenas y cantos silíceos fueron traídos hasta aquí desde el Sistema Central a través de una intensa actividad fluvial durante la era terciaria.
Podemos ver en la foto la floración del Carraspique, una agrupación floral, algo por lo que han optado muchas plantas evolucionadas. Presentando una superficie mayor formada por muchas flores pequeñas en lugar de tener una única flor más grande.
El secreto de su belleza reside en que los pétalos externos de cada flor son mayores que los internos y que las flores interiores son más pequeñas que las exteriores. De este modo la planta consigue ser más llamativa para los insectos (y también para nosotros) optimizando el gasto energético.
El insecto dispone además de una buena superficie central en la que apoyarse para alimentarse del jugo y del polen de las flores.
El Carraspique se utiliza también como planta de jardinería. En concreto la más utilizada es la especie Iberis sempervirens, de flores blancas.
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